La presente antología reúne algunos poemas cronológicamente posteriores a los de mi poemario Donde no te conocía, el cual abarca una selección de textos comprendida entre 1999 y 2011.
§
Tocando el mar
I
El niño observa
el mar
con sus ojos de pan
en una silla de playa.
El niño piensa:
el pájaro fantasma
es como una bombilla que alumbra
en casa.
Rojo, rojo,
como el vuelo del pudor.
Espectral
como el entendimiento
del cachalote.
II
La abuela recoge
migajas bordadas
en cilindros derramables.
Insoluble
es la belleza
de la avena
y la transparencia
de la piedra
de sal.
Pero el cuarzo adelanta los segundos
y contamina los pantanos
de la nostalgia.
III
Cuando lleguen los días
de dudas
en las dunas
abrirá la caja de lápices
y no encontrará el borrador
de miga.
IV
En el fondo
del vaso
nadan peces microscópicos.
Échame
en tu estómago
para hacerte
cosquillas
como
un cardumen de niños
dando de comer
a las piedras,
como
la flauta de un niño
tocando el mar
en la silla.
Marzo de 2012
§
El asedio
Lloverá,
dicen las lenguas
de humo.
En uno de los cuatro puntos
donde se detiene
el viento.
La ropa vieja hondea
como ropa nueva.
Las tiendas y los caballos
se inquietan.
De nada sirve que huyamos.
Arriba
es la tierra
donde acampan
los rayos.
Mayo de 2012
§
A dúbida
Hoy discuten
los celtas
si el calabazo es de cicuta
o si es de cobre.
Oro que destiñe.
Cabizbaja como farola
baja, baja
la tierra
y la noche
sube, sube.
La única certeza
del otoño
es que la luna es un pulpo amarillo
y en sus brazos duerme, duerme
la duda.
Octubre de 2012
§
La isla de los muertos
Esta ciudad
no se parece
al recuerdo:
aquí nació tu padre.
Aquí nació tu madre
y aquí morirás
vos.
Aves y reptiles
nos miran desde
la orilla.
El bote en el que nos besamos
deja atrás las tumbas.
No me importa si todos mis ancestros están aquí enterrados.
La memoria no entiende
de pasados petrificados en el polvo de las calaveras
mientras los inviernos renueven
los primeros besos.
Enero de 2013
§
Espacios imprevistos
Si pudiera ser
el frío
que congela las amargas
caras del viento
y enfurece a las damas
en las ciudades de concreto
expuesto,
me volvería seco
como una confesión
retórica.
Si algo de mi
fuera un elemento artificial,
en las gaviotas
por ejemplo,
quisiera tomar todas las fotos que pudiera
con el lente cubierto.
Porque
lo que quiero
es que me dejes
ser el duro suelo que te resiste
el árbol fósil en donde haces nido
el oscuro espacio que no imagino
la plaza donde no voy contigo.
Abril de 2013
§
La espera
Llorabas
por una sombra
porque eres tan clara
que no produces
la ruta
para saber de dónde vienes.
Una canasta de soles
para hacer tu pan,
y un molino de sequía
para llenarte con recuerdos
torrenciales.
Soplabas fuego
y las velas se hinchaban
como las enaguas
marineras
en el paraíso
salino
del siempre solo
pozo del mediodía
donde te esperé,
lluvia mía.
Abril de 2013
§
Los niños | Os nenos
Vivo de los tiquetes
de bondad
en un pequeño pueblo,
pero de casas pequeñas
entre la gente común
del común de la gente
pequeña.
Mendigo sonrisas
y uno que otro consejo.
Dicen que las estelas
las fabrican
para enloquecernos,
pero a mi me enloquecen
las gaitas morriñeras.
Pienso que un día
me iré
y me desilusiona
engrosar los barcos
de esta nación de náufragos.
Helados y monedas
se derriten bajo la laguna
de los percebes
pero mis sueños patinan sobre el muelle
con los marineros que algún día
serán niños.
≈≈≈
Vivo dos tiquetes
de bondade
nunha pequena vila,
pero de casas pequenas
entre a xente común
do común da xente
pequena.
Mendigo sorrisos
e un que outro consello.
Din que os ronseis
fabrícanos
para tolearnos,
pero a min toléanme
as gaitas morriñentas.
Penso que un día
ireime
e desilusiónome
engrosar os barcos
desta nación de náufragos.
Xeados e moedas
derrétense baixo a lagoa
dos percebes
pero os meus sonos patinan sobre o peirao
cos mariñeiros que algún día
serán nenos.
Setiembre de 2013 (Traducción al gallego por Luz Leira)
§
Limpia
Dulce
y limpia es la noche.
Altas son las estrellas
tan altas
que me bajan las lágrimas.
Sabes que para mí
se derrumba el pozo
que contenía mi rutina
y abajo
puedes ver
y abajo
fantasmas ambulantes por las galaxias.
Alta
como la distancia
de tu anular
se eleva la cuerda
donde camino a ciegas
por la noche lechosa.
Y abajo los deseos
son a veces
a aveces
a veces.
Octubre de 2013
§
Noche
Sintiéndome
como un cuadro
que se derrite con lentitud
en los aceites
de sus nieves amarillentas
y lloronas.
Sintiéndome
como un atardecer
tan viejo como muchos días
de muchas negras
criaturas
que habitan hasta el último árbol lejano.
No me pongas triste, noche
que el invierno
solo es la propaganda
mal venida
de esta pesadilla
de ser un espíritu de carne
pura.
Febrero de 2014
§
O verán
Los días se aferran
como percebes.
Cierro libros
y abro meses
que no me corresponde abrir.
Junio sentado frente a agosto.
Azul de cuarzo.
Si me miras
desconfía.
Si te rodeo, abrázame.
Si me besas, he llegado.
Si oscurece
envuélveme en soles
y escóndeme en tu calendario.
Pero nunca
más me enseñes
el verano.
Junio de 2014
§
Mistera
Arriba
estalla una estrella
para oscurecer
los misterios estelares.
Abajo
la vida no es más que un niño
que morirá ahogado.
Ahora
que el amor dejó de ser la playa
donde me sentaba
a bendecir las noches
de mi juventud, que se fue tan lenta
como el dolor suele ir,
sólo me queda
el contemplar los siglos
que viajan unos cuantos grados
por hora.
Octubre de 2014
§
Agua
Recorrido por el barro y la estepa
manchadas tus sandalias de mundo
se alarga el colapso de los meridianos
tras el ondulante navío, bandera de las idas.
El sol tiñe de rojo
las cumbres de las islas
donde naufragó la apacible edad
del retorno.
El universo no tuvo inicio
en las aguas oceánicas
como el mundo de agua que la habita, que fue solo agua,
una torpe verdad impenetrable.
Sí, en los vagos archipiélagos de la nostalgia
nos azoran faros extintos
pero en la negra extensión de la nubes
las estrellas esbozan los mapas.
Octubre de 2014
§
El hombre y el mar
A Josué Joel
Un hombre se arroja
a un mar
que tiene hambre
tras el impenetrable arrecife
donde las olas
sostienen la tarde.
Es un destello, una promesa.
Es la ambición de la perla
en una palabra
arrojada.
Un hombre se arroja
al mar
como una poética del suicidio,
como cualquier cosa
o cualquier crónica
de cualquier naufragio
anónimo.
Es un boleto
o una ventanilla a
un incognoscible secreto
como la piel de la amistad
o del amor más puro.
Un hombre se arroja al mar
como un mendigo.
Perla luminosa.
Verbo en los reductos
de la resistencia del cuerpo.
Faro de los ajusticiados
por la ternura
y la inmensidad
que pide otro ardor,
que exige otra ola,
otro intento
otro mar.
Que exige
otro secreto
sin testigos.
Que pide
otro hombre arrojado al mar
de sus principios.
Diciembre de 2014
§
Los señores de la duda
No eran lanzas del cielo.
No era un dios muerto que camina
ni un amor fugaz como el rayo.
No era un cementerio de aguaceros
ni mi soledad buscando sus cauces.
Eran las tierras planas
más allá de la redondez de la tierra.
Podía ver, podía escuchar los pasos invisibles
de la lluvia, el viento y la sombra.
Hay un bosque donde todos los dioses callan
y van pasando por las hogueras
del olvido,
porque no aprendieron el lenguaje,
porque no aprendieron a interpretar los vientos:
el de las primeras flautas,
el de los primeros habitantes
de la duda.
Yo soy de la tierra del misterio,
del único nombre impronunciable.
Yo soy de los abismos que el tiempo
consolida con terror en Guanacaste.
También hay una casa
bajo la remota faz del sol.
Hay un sueño perdido bajo las copas
y la noche negra que descansa bajo los sueños.
Hay arenas, piedras y animales
que prendieron sus antiguas cantos
en mi pecho.
Los tambores resuenan en un pasado
que no entiendo:
el lamento de una tierra que duerme conmigo como un dolor ajeno.
Pero es acaso la duda, turbulento espejismo
en la paz dorada de las planicies,
herida por los mansos ríos y los primeros árboles
bajo la cual hay luz en la oscuridad
como estas preguntas atravesando el aire.
Enero de 2015
§
Carballo
Hermosa,
a ti sí te extraño.
Fuiste la única ciudad que quise
al verte.
Eras bella en tus sólidas ruinas
como si el fuego
volviera resplandecientes
los grises
de tu construcción
inagotable.
Una ola podría dejarte
sin opacos iris
y aun así te amaría.
Besaría tu gris cuerpo
inconsciente
y me lanzaría de tus puentes
para ser igualmente feliz.
Porque
la voluntad ha hecho de ti
algo mejor que el agua
en el áspero mármol
del dolmen,
te ha convertido
en el imperecedero denuedo del tiempo
que agita los árboles más duros.
Moura obstinada y cruda,
como la mañana consumida
y la noche esbelta.
Aunque ya no te visiten los robles
en tus plazas y tus ferias
mi cariño
te dará la misma sombra.
Febrero de 2015
§
Las quemas
Esta carretera
se hizo para que nosotros
fuéramos extranjeros.
Así viajamos
desgastando los años
como la cal en las cercas
que nos exilian.
El maíz gime a los vientos
por semillas para otros veranos
pero el futuro sólo logrará materializarse
bajo la forma
de marchitas milpas.
Nubes de incendios cubren las cosechas
y sílabas sombrías
nos reclaman
en mujeres
que apagan fuegos
mientras queman hombres en sus piras.
Agosto de 2015
§
Helena
Te observo
hinchando tus pulmones
con brisa plateada
y nueva.
Brillando como el rocío
en la telaraña de la densa urbe
y su luz pálida.
Somos bellos
como los días del futuro
o los viejos soles.
Somos un destino que reclama
y expulsa de sí mismo la extraña
memoria.
Tu piel y la mía
se buscan cuando el sol quema
el color sólido de nuestras añoranzas
salinas.
Desde tu torre
se divisan todas las islas.
Y desde mi isla
escucho atento a los rumores
que desean tu rapto
en barcas nuevas
de espumas antiguas.
Helena, no habito más que agua fría.
Pero porto el fuego
que embrujará tu tierra
en el invierno
como una hoguera que no se congela.
Enero de 2016
§
Planicie IV
Los recuerdos
también tienen dirección
como los pasos
de la noche, que aproxima el día
a las luciérnagas
y al río.
Lloro y río
entre la quietud amarilla,
donde mis pasos son cañas
y mis ojos se iluminan
con miles de días
incendiados.
Porque así cae la noche
en la redondez de las planicies.
En un laberinto sin más depredadores
que la propia sombra
de la amada
escabulléndose
entre las copas vastas
y lejanas.
Porque nunca
verás sucumbir el cielo
sin ningún amor
que aún queme.
Pero tampoco ningún dios te dejará solo
atraído por el terrible estanque de tu alma
y sus pequeñas lumbres.
Julio de 2016
§
El cuerpo (o la despedida del alma)
Soy yo
ante este mar
que es de nadie
como sus muertos sin reclamar,
huesos de cal pura,
sal
y espuma, en las manchas
que flotan
en mi piel
y en esta cintura que ya no puedes asir.
En la otra superficie
que está en el fondo,
el fondo.
Este es mi lugar:
la bandera que no marca ninguna tierra
donde se ahogaron
mis años
como náufragos inocentes
que quisieron conquistar lo que nunca fue nuestro,
¡bienvenidos al recuerdo!
Eras tan bello
cuando te vi en aquel sueño
navegando solo,
solo…
Y yo, tu alma
de otro mundo
incapaz de tocarte
desde este acantilado
que flota
sobre el cielo
soñando que te quiero
cuando ya no me quieres
tanto.
Octubre de 2016
§
Mañana
Cuando ya no tenga razones
para resistir a la perturbada superficie del tiempo
a mi lado habrá mármoles enfriados por los rayos del sol.
Cuando ya no tenga palabras
para hablar sobre los días ruinosos que volaron
viendo pantallas y leyendo tonterías
seguro temeré, y me consumiré en el miedo que camina y que vuela
hacia el corazón rocoso de los planetas que son tragados
por las estrellas que veo desde el desierto
y me inspiran a hablar sobre el amor que ya no siento.
La arena probablemente será más dulce que los ojos que me vigilan
como una repetición de universos en los que estuve,
tan felices que fueron obra del mal.
Porque todo en este mundo es un disfraz, un vestido donde la muerte
es el único hilo.
¿Habrá alguna sorpresa al final?
Cuando ya no tenga razones, quiero tener un dios en quien creer
pero que llore como yo, que tenga un cuerpo y que respire, y que se alegre
de ser también mi única compañía.
Entonces, quizás nos abracemos, y nos digamos que valió la pena esperarnos.
Diciembre de 2017
§
La hora
El asfalto es negro pero brilla.
El lucero parpadea con su propia fuerza
y las conversaciones encienden los salones.
Todo pasa
por las puertas de la Ciudad Blanca
que es testigo de su última hora de sol
entre sus dedos de rosadas farolas.
Los árboles, tan desnudos como las familias
muestran el poder de sus brazos
sin ocultar el orbe celeste,
porque la llanura indica, con sus torres de madera
en dónde posará sus centinelas.
Adentro
servimos las comidas.
Saludamos a los que llegan
y despedimos a quienes van a mecerse
en los brazos de la noche y la brisa
balanceándose en las constelaciones
y el camino que traza la luna.
Por eso
nuestras puertas siempre serán ventanas.
Nuestras mecedoras, saludos implícitos
para el eco anónimo de los zapatos.
Y nuestras aceras siempre serán
invitaciones a mirar.
Es la hora en que regresamos hacia los demás.
Julio de 2018